lunes, 7 de diciembre de 2015

"EL DÍA EN QUE ACEPTÉ QUE SIMPLEMENTE NO ERAS PARA MÍ"

Primero que nada, quiero que sepas que el darme cuenta que quererte no era suficiente no fue para nada fácil. Siempre se nos ha enseñado que el amor es más fuerte que cualquier otra cosa. Nos lo dicen las películas, los libros, los cuentos de hadas. Incluso yo era de las personas que creían que el amor lo podía todo. Pero me dí cuenta que no, y aunque parezca un poco duro de mi parte, en nuestro caso el amor no fue suficiente. No bastó con sentir que el corazón me latía tan fuerte que casi se salía cuando tus brazos me rodeaban, ni tampoco lo fue pensar que, quizás, había encontrado a la persona con la que pasaría el resto de mi vida. Yo quería seguir a tu lado, despertar contigo en las mañanas, que me tomaras la mano al salir de casa; quería seguirte deseando ‘buenas noches’ antes de que apagaras la luz, incluso si ibas a dormir justo a lado mío. Y, aunque suene extraño, también quería otras cosas que no eran tan buenas como seguir ignorando ese vacío en tu mirada [...]. Me negué a preguntarte cosas que sabía, porque no quería escuchar tus respuestas a preguntas como ¿qué tan sería era nuestra relación? si acaso teníamos un tipo de exclusividad o, peor aún, si lo que sentías por mí era amor verdadero. Ese fue uno de los peores errores que cometí, porque dentro de mí algo me decía que debía salir de allí. El amor no siempre es sencillo.[...] Hubo días difíciles en los que me sentía perdida, en los que me ahogaba y desaparecía entre mi propia angustia y los pensamientos que tanto me aterraban. Sabía que un día te irías lejos y no tenía idea de cómo controlar el miedo que sentía de perderte. [...] El proceso fue largo. Pero un día decidí que era hora de pensar en mí. Recuerdo que muchas veces me acusaste de ser egoísta y de negarme a ver la realidad. ¿Sabes algo? Tus palabras tuvieron un efecto contrario al que deseabas y fue gracias a ellas que un día desperté a mi realidad. Tú sólo te amabas a ti mismo, y yo no podía continuar entregando algo que ni siquiera tenía, para mí misma. Nunca voy a olvidar el día en el que fui lo suficientemente fuerte como para decidir lo que antes tanto miedo me había causado. Fue como haberme liberado, como romper las cadenas y abrir la puerta que por mucho tiempo había permanecido cerrada. Aunque te parezca extraño, quiero agradecerte, porque fue por esta experiencia que viví contigo que aprendí a valorarme y quererme como siempre debí haberlo hecho. Quiero que lo sepas. Te quise y no me arrepiento, porque supe que a pesar de todo seguía siendo lo suficientemente humana como para ser capaz de querer. Incluso si no eras para mí.

No hay comentarios: