lunes, 22 de noviembre de 2010

¿Por qué llora una mujer un domingo a la tarde?


Seguramente no te importa.


A la mayoría de los hombres les molestan las lágrimas, especialmente si son vertidas de los ojos de una mujer.

Pero igual te lo escribo, por si llegas a leerlo.

¿Quién asegura que no puede producirse el milagro de que un hombre lea lo que escribe una mujer y que hasta sea capaz de darse por enterado?

Te diré porque llora una mujer un domingo a la tarde.. Porque se deshilacha opresión de su corazón en un lluviecita celeste y tibia que deforma el rostro: los ojos quedan bien hinchado, la nariz roja, las mellizas sucias por el rimel corrido..

Por qué de la garganta dolorida, porqué se apelmaza el cansancio en la nuca, en la espalda en las muñecas, en todas las articulaciones y el cuerpo queda como un títere sin hilos, inmanejable por la voluntad, por una desarticulada voluntad que se deshoja como una flor pasada de tiempo en el florero.

Te diré porque una mujer llora el domingo a la tarde en vez de irse dando un portazo después de haber insultado a gritos a ese hombre que la mira llorar, que no pregunta sus motivos de llanto, que da por sentado que todas somos igual de histéricas o locas y que “ya se nos pasará”.

Y al día siguiente su vida egoísta y rutinaria de hombre continua como siempre, y al volver del trabajo se devora la cena, y busca ropa limpia y planchada en sus cajones del placard.. Quizás eso lo tranquiliza, O ni siquiera, porque ya estaba tranquilo. Porque una mujer que llora el domingo a la tarde no tiene ganas ni le quedan ímpetus para irse a los brazos de otro hombre. Tal vez sea capaz de matarse.. Pero ¿qué tienen ellos que ver con un suicidio de una mujer?

Ella necesitada de conversar con alguien, de sentirse importante, escuchada, contenida, protegida, segura, querida, abarcada, contenida, protegida, segura, querida, querida.. Necesaria y querida…

Ayer domingo, me he sentido sola.

No solamente ayer, esto viene de lejos. No es el primer domingo que me he quedado dormida de la nada, y cuando despierto temo levantarme, quisiera esconder la cabeza debajo de la sabana, como si fuera una niña.

Esto viene de lejos.

De hace meses, ¿Cuántos meses? ¿Cuándo empezó y en qué momento? ¿Cuándo fue el primer silencio incomodo, la primera pregunta sin formular, que no obtuvo respuesta?

¿Cuándo dejaste de escuchar lo que te decía? ¿Cuándo comencé a ver la marca de tu egoísmo de todos tus actos?

Viene de lejos, solo cerraba mis ojos a la realidad y trataba de engañarme, de creer que yo era la culpable, por no ser tan hermosa.

¿Mi abuela habrá llorado un domingo a la tarde? ¿Y mi madre?

Es así, llega el domingo y se me agolpan todas las penas, y las decepciones…

Una mujer que llora el domingo a la tarde, es que quiere que la abracen, y la consuelen, que le pidan que se ponga el vestido y la lleven a pasear. Una mujer que llora un domingo a la tarde quiere que sus lagrimas horaden la roca del corazón de ese hombre que esta allí, sin intentar acercarse, aterrorizado de “sentir” porque le han enseñado que “sentir no es de machos”


El domingo es una muerte chiquita como una lagrima.

Ya esta, ya te lo dije, ahora lo sabes, ya no podrás decir “no se lo que le pasa”

Y que una tonta mujer llora el domingo a la tarde tiene la manía de la esperanza y la ilusión, sueño y espero que el próximo domingo te anticipes con tu cariño a mi melancolía y entiendas que el llanto es un pedido, una mano extendida, un llamado desesperado para que te acerques de verdad..


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