martes, 30 de octubre de 2018

Un día en tus brazos...

Te miré, te vi y de pronto me abrazaste hasta el infinito y al hacerlo dejé de pensar y me dispuse a volar, mientras el cálido abrazo con sabor a hogar que me dabas, aún apretaba.

Caricias que traspasan la realidad acompañan el mandala de sentires de nuestra necesitada independencia emocional complementaria.

Sanarte mientras soy testigo de que me sanás, se siente realmente fenomenal y me transporta al más allá, sin la necesidad moverme un centímetro de nuestro divino y corporal encuentro.

El tiempo se puso de acuerdo con nuestros inconcientes deseos y fue causal cómplice, de nuestros disimulados apegos.

Flotar sobre el suelo, de la cama al sillón, es el ritual que más usamos para poder así encontrar una nueva forma o geometría, para poder reflejarnos, mientras nuestros cuerpos se cuentan todos los secretos...

Un día sincero, de amor verdadero....


1 comentario:

Jorge Curinao dijo...

Poético blog, te animo a continuar. Saludos.