lunes, 13 de enero de 2014

Alguien dijo alguna vez que la mejor terapia para el olvido es el odio. Que si el se va se debe cuidar de nosotros porque le declararemos el odio y la guerra. Pero sabes, al final suele pasar que el odio es bastante aburrido. Porque además no se lo cree nadie. Quiero decir que a el no le afecta que el taladro de nuestra mirada le traspase porque no se siente culpable. Normal. Así que al final uno decide olvidar y tirar para adelante. Seguir en el camino y en la búsqueda. Hacer repaso de lo que hemos andado y quedarnos con lo bueno. Y tirar lo malo.
El crecerá. Yo espero que no mucho más. Se casará y tendrá hijos. Será el hombre responsable que todos quisieron. Y quizá yo también sea la mujer responsable que todos quieren, no lo sé. La ciudad seguirá imparable. Frénetica. Y nosotros perdidos en ella buscando quién sabe qué. Yo que sé que será de nosotros. Pasarán tantas y tantas cosas.

Si te vas, los árboles del parque seguirán creciendo, pasará este otoño.
Se unirán dos nuevas soledades, se dirán mentiras, seguiremos locos.
En el Metro sonreirás dormida camino de clase y yo como siempre quizás llegué tarde. 
Seguiré cerrando bares y recuerdos. 
No aprenderé nunca a retirarme a tiempo. 
Dormiré en la calle, besaré otros fuegos.
La ciudad en tu ausencia seguirá creciendo, devorando vidas, haciéndolas humo.
Otros cumplirán los planes que trazamos,
que no terminamos, haciéndolos suyos. 

Seguirás llorando en algunos cines, olvidando todo aquello que aprendiste.
Nacerán mil niños y nuevas canciones, y quizás alguno, quizás, lleve tu nombre.
Nuevos simulacros, nuevas confesiones.
Si te vas, los árboles del parque seguirán muriendo y también mi fe.
Seguiré olvidándome las llaves al salir de casa, 
y quizá en tu piel haya quien esconda allí su cansancio,
todos sus temores, o quizás sus labios.
Tantas, tantas cosas seguirán pasando, que quizás las cosas no nos cambien tanto.
Tantas, tantas cosas.
Pero si te vas, estos días serán esa sucia y vacía franja de playa 
que queda cuando tú te has ido, cuando el mar se aleja y la marea baja.
Yo estaré cansado y quizá más viejo, maldiciendo estos días muertos.
Tantas, tantas cosas seguirán pasando, que quizás las cosas no nos cambien tanto.
Tantas, tantas cosas...

No hay comentarios: