miércoles, 31 de julio de 2013

Quemaste el puente

Te llevaba conmigo a todas partes: en mi bolso, en un bolsillo de mi camisa, entre mi pelo.
Y te iba hablando. Iba contándote lo que me pasaba, lo que me daba risa, lo que me daba pena. Te comentaba, a veces seriamente, a veces en forma graciosa, todo lo que pasaba frente a nuestros ojos.
Eras mi amor, amor. Eras mi compañero.
Me dormía, de noche, como si lo hiciera sobre tu pecho. Confiadamente. Sin temor. Tranquila.
Y tus cartas llegaban, llegaban incansables palomas mensajeras. Y llegaba tu voz.
¡Oh, tus palabras tejieron una malla de luz que me envolvía, que protegía mi vida!
Pocos encuentros y nosotros dos tan lejos no puedo explicar cómo se soltaron los hilos. Las cuerditas de seda y de milagro me quedé girando en el espacio sin tener dónde asirme, ni a qué, ni cómo
El nosotros dejo de designarnos.
Las palabras aquietaron sus alas.
Te escondiste detrás de los silencios.
No admitiste clamores ni reproches.
No viste lágrimas: las mías, las que inspiraste.

Enterraste mis cartas y mis sueños. ¡Quemaste el puente!
¡Me quemaste el amor sin consultarme!
No preguntaste. No te importó nada.
No querías respuestas de mi parte.

Como un dictador de la tristeza, decidiste por vos y me obligaste a acatar tu mandato destructivo.
¡los que creen que estas vivos tienen una manía de jugar con todo, acomodando a su merced los naipes!
Ya paso.
Ahora ya paso.
Ahora ya no estás donde puedas herirme tan profundo y tan grave.
Y como el universo no permite que ningún lugar quede vacio, el lugar que era tuyo porque yo así lo quise, el lugar que dejaste abandonado, el lo ha vuelto a ocupar.
No me importa que todos piensen que alguien muere y ya nunca jamás estará de este lado de los espejos. Sé que no es así.
Lo sé porque el tardo varios años en salir de mis pasos Yo no dejaba que se fuera, y él se quedaba entre mis cosas.
No estuve totalmente sola ni siquiera cuando me encontraste.
Yo viajaba en el en mi maleta, y el juntaba perfumes en el aire para verterlos en mi caja de olores.
Yo no dejaba que se fuera su voz de mis casetes y la soltaba por los cuartos y corría tras ella como si persiguiera pájaros
¡Cuantas veces lo oí decir lo que decía!
¡Cuantas lo volveré a escuchar!
Cuando vos estuviste frente a mí, cuando me escribiste una carta pocos días después cuando te envié en la respuesta una hoja de otoño y un ángel recortado de papel de chocolate cuando me di cuenta de que comprendías, que podía desnudarte mis secretos, que me incluías en tus poemas, que decías, como él, que yo brillaba en la oscuridad, que mis ojos brillaban en el momento del amor, que
Entonces lo solté. Lo deje ir y me hice un ovillo de fe contra tu cuerpo.
Ya paso. Ya paso. Ahora ya paso.
Ahora ya no estás donde puedas herirme. Estas vagando por ahí, solo, perdido, sin posibilidad de que nadie valore de veras lo que haces -porque nadie es profeta en su tierra- porque estabas perdido y solo cuando nos encontramos y nadie se había muerto
Sencillamente NUNCA TUVISTE A NADIE.
Y sin mí, ya no tendrás a nadie, pues esa gente, la que está cerca, la que siempre estuvo ahí, no supo hacerte sentir mejor ni mágico ni grande ni rey.
Y yo, sin vos, no te tendré pero no dejare de tener lo que tuve, lo que viví, lo que me hizo especial, lo que el amor me dio, lo que me ayudo a no tener que mentir, que fingir, que traicionar; lo que me permitió seguir siendo esta mujer que llora porque SIENTE, que tiembla porque SIENTE, que sufre tanto porque SIENTE, que te amó sin esconderte nada porque SIENTE.
Que te dio lo que tenia y no lo que podía, que no especula ni retacea, que no esconde, que se atreve, que todo lo que hizo lo hizo de verdad.
Pobrecito hombre de oscura tierra, de corto cielo, de tibios y limitados sentimientos
Pobrecito, hombre temeroso, nublado
Correte un poco, el, que me amó como jamás podrás amar a nadie, está ahora conmigo y quiere ver a Orión en esta noche de primavera.
Salí de ahí, déjanos ver.
Hacete a un lado. El es más real que vos y está más vivo que vos... aunque todos crean que está muerto
Lo que solamente unos pocos sabemos es que los vivos como vos son los que resucitan a los muertos.

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