viernes, 4 de marzo de 2011


Yo no quiero que se me olvide nada.
Pero le tengo tan poquita confianza a mi memoria, que te propongo dividirnos los recuerdos:
Una vez escribí un pequeño poema con marcador negro sobre el vidrio de un cuadro y en una de esas mañanas agitadas de limpieza general le pasaron un trapo y lo borraron. Quise volver a hacerlo, armé un rompecabezas de palabras, pero por más que me esforcé, aquel breve poema fue a dar a una caja gigantesca y lejana, que nadie sabe donde está, una caja a la que van a dar todas las cosas queridas que se pierden.
No, no me digas que peguemos fotografías en un álbum :
en esa caja hay cientos de millones de álbumes de fotografías.
Tampoco me pidas que lo escriba en un cuaderno.
En esa caja hay cientos de millones de cuadernos.
Lo nuestro,
lo que vivimos vos y yo, solamente permanecerán vivo si lo anotamos en el corazón.
Vos quedate con el beso y yo con el temblor.
Vos con la
música y yo con la letra de las canciones que nos gustan.
Vos con los
paisajes montañosos que te gustan tanto. Tierras color de malva, de guinda, de esmeralda. Árboles descolgándose hacia los precipicios, pueblitos como hechos de cerámica.
Yo me quedo con el mar. El mar es una parte de mi cuerpo. Es lo que dentro de mi batalla y clama, lo que a veces me empuja por la calle, cantando, lo que lava con magia mi fatiga.
Vos
quedate conmigo, Yo me quedaré con vos.
Así, de esta manera, sólo estando
juntos podremos ser vos y yo.




















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